Un Clásico de la Ciencia Ficción



  La segunda vez que vi Blade Runner la entendí un poco más. Era la primera versión, con final feliz y voz en off. Me enamoré de Rachael, y Roy Batty fue para mí el villano más noble jamás contado: miraba fascinado al robot corriendo casi desnudo y aullando como un lobo; sentí lástima por Deckard. Hasta ese día la ciencia ficción había sido para mí Star Wars, pero a partir de entonces fue para mí un género aparte. Blade Runner fue para mí un antes y un después. Me enamoré de la trama, sí, pero más de la historia de amor entre Rachael y Deckard, y sobre todo me enamoré de los efectos especiales. Por entonces me cayó en las manos un ejemplar de Cinefex Magazine dedicada a Blade Runner, en la que había fotos de maquetas, de diseño de props, de los sets en proceso de construcción, de los matte paintings.

  Mi amor por Blade Runner se fue dando poco a poco, no había internet y la información me llegaba por goteo. También estaba loco por Ciudades de la Noche Roja, de William Burroughs, y me enteré de que él había acuñado el término Blade Runner a partir de otra novela que se llamaba The Bladerunner… Referencias literarias, referencias cruzadas… Sospeché que la película ocultaba algunas verdades que yo no había visto, y empecé la caza de cuanto material literario me ayudara a entender mejor la cinta. En algunas revistas se decía que Roy, recitaba a William Blake y que hablaba más bien de chismes en el rodaje, de cómo todos terminaron odiándose y odiando la película, que, además, se pasó de presupuesto y fue un fracaso en taquilla.

No fue hasta que llegó internet que conseguí mejor  información. Fue durante una residencia en el Banff Centre for the Arts, en Canadá, donde por primera vez tuve una computadora para mí solo. Recuerdo que abrí Netscape y vi la página del buscador de Yahoo! La primera búsqueda que hice fue Blade Runner… Foros de discusión, fotografías, análisis, ensayos, entrevistas…

“De Blade Runner, su secuela y otros tópicos”

  Cuando se reunieron los Rolling Stones para la gira Voodoo Lounge, en una rueda de prensa que dieron en México, al preguntarles por qué se habían reunido Mick Jagger respondió: “Por dinero”. Y su concierto costó hasta el último centavo que se pagó. Nadie esperaba la resurrección de una leyenda, sólo era un grupo de vejetes que venían a ofrecernos un buen show a cambio de lo que traíamos en la billetera. Nadie salió decepcionado.

  Blade Runner fue un fracaso en taquilla en los Estados Unidos, donde compitió contra E.T., de Spielberg. Pero en Europa y Asia la cinta fue un éxito: ¡eso fue lo que la volvió una cinta de culto!

  Como dije, todos terminaron odiándose. Sean Young terminó siendo tan “conflictiva” que al parecer la agresividad con que Deckard somete a Rachael no fue tan actuada. Las fricciones entre Scott y Ford, acerca de si debería hacerse explícito que Deckard era replicante o no eran tan ásperas que ya no querían hablarse. La película salió con la voz en off de Harrison Ford explicando lo que pasaba en pantalla, pues según los productores era confusa; además se le añadió un final feliz con un pietaje desechado de The Shining, de Kubrick. Esto no le agradó a Scott, que años más tarde haría su director’s cut, donde además intercalaría un par de escenas relativas a un unicornio, que faltaron en la primera versión, y al mismo tiempo ya había corrido una cantidad de versiones con tomas que en otras versiones no aparecían, y hasta se alteraron audios y diálogos; Roy ya no le dice a Tyrrel “Fucker” sino “Father”. Así, quienes buscábamos más y más lecturas a la cinta, también íbamos reconstruyendo el significado.

  (Permítanme aquí esta digresión: Hay una versión donde Bryant muestra a Deckard los replicantes que hay que retirar; Bryant dice que los que se escaparon fueron seis, y que uno murió al querer ingresar a la Tyrrel Corp., y luego muestra a cuatro: Leon, Pris, Zhora y Roy. Falta un replicante. Luego, casi al final, en el duelo contra Roy, éste llama a Deckard por su nombre: es decir, ya lo conocía. ¿Es Deckard el replicante que faltaba? ¿Le implantaron memorias de un Blade Runner para volverlo contra sus amigos? Roy le recrimina: “¿Estás orgulloso de ti, hombrecito?” ¿Le presentaron a Deckard deliberadamente a Rachael para ver de qué bando se ponía? ¿Ése era el experimento de Tyrrel? ¿Gaff es el verdadero Blade Runner y estaba monitoreando el experimento? Y si Deckard es tan fuerte y capaz como los otros replicantes, ¿qué lo hace más frágil a la hora de los golpes? El miedo, el aferrarse a la vida, los recuerdos. Los ancestros muertos, el recuerdo de haber sido niño y por lo tanto vulnerable: por eso Rachael y Deckard son débiles aunque físicamente sean tan fuertes como Leon, Pris, Zhora y Roy. De ahí el sentido que cobra la sentencia de Roy: “¡Qué gran experiencia es vivir con miedo!, ¿verdad? Eso es lo que significa ser un esclavo”. A la vista de Roy, ser un ser humano, es ser esclavo, debido al miedo. Roy vale no por ser humano o replicante, sino por lo que ha vivido, y por eso lo consuela el miedo de morir de Pris. Roy ya no sólo es un hombre, ahora es un superhombre nietzscheano. Es capaz de perdonar, pero no por temor a Dios, a ése ya lo mató. Perdona porque le nace de su convicción, de su recién estrenado marco moral. “Es una lástima que mueran”, reflexiona Gaff.

  En una entrevista Scott aclararía que lo del conteo de replicantes y que Roy llamara a Deckard por su nombre fue un error de guión: pero un gran error, y muy afortunado, diría yo. Hoy tengo una versión donde Bryant dice que se escapan seis, se mueren dos en Tyrrel y quedan cuatro. Pero quiero creer que esos dos fueron capturados, que son Deckard y Rachael y que les implantaron memorias para el experimento de Tyrrel. Al final Gaff asevera con un enigmático: “¡Ha hecho el trabajo de un hombre, señor! ¡Supongo que ya está del otro lado!”, y lo deja huir con Rachael.)

  Encontré una cantidad de ensayos de todo tipo: uno que hablaba de los símbolos cristianos en la cinta, otro que decía que era una cinta misógina, otro más que revisaba el énfasis en los ojos como una obsesión y “lo visto” como lo que forma nuestras memorias y, por lo tanto, nuestra identidad. Ensayos que revisaban las dudas existenciales que planteaba la cinta y cómo encajaba perfectamente en una corriente literaria de la ciencia ficción, el cyberpunk, y que visualizaban, junto con Mad Max 2, los universos distópicos a partir de entonces. (Mad Max 2 y Blade Runner inauguran el cyberpunk cinematográfico y abren la caja de Pandora de las inquietudes ante una distopía. Ambas entronizan al antihéroe; sin embargo, Blade Runner, en el género de ciencia ficción, al dotar a los androides de libre albedrío cancela la ciencia ficción de la era Asimov. Me llama la atención que en el corto 2036: Nexus Dawn, dirigido por Luke Scott, hijo de Ridley, se retomaran estas leyes de la robótica.)

  Blade Runner marcó a mi generación y a algunas venideras. Los japoneses mamaron de este filme y crearon obras portentosas como Akira o Ghost in the Shell. A mí me marcó en mi obra: los hombres en gabardina que persiguen a seres angelicales pero terribles no se me ocurrieron porque soy un iluminado, mi obra tiene padres, y uno de ellos es Blade Runner.

  Todos fuimos al cine con ganas de ver más, de conocer más, de enterarnos de más ideas fascinantes y de meternos en escenarios hipnotizantes. A Blade Runner no la hizo Ridley Scott solamente, la hizo una legión de gente que fue incorporando a su imaginario lo que le sugería la obra, y poco a poco Blade Runner ya estaba en el imaginario colectivo global. Todos fuimos Blade Runner.

  Ridley Scott innovó porque atrajo al cine a gente que no hacía cine: a Moebius de los cómics, a Giger de las galerías de arte, a Syd Mead de las mesas de diseño de Chrysler, a Vangelis de las filas de la música progresiva, y si no me equivoco, fue Blade Runner la cinta que dio a conocer en el ámbito hollywoodense el nombre de Philip K. Dick.

Por Edgard Clement para la revista digital
"El Replicante"

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