"Modificaciones Corporales Extremas"

En esta sociedad actual, donde la filosofía y la estética son referentes a tener muy en cuenta, el cuerpo también es llevado al límite. La identidad se vuelve líquida, y la piel maleable; el dolor no importa para experimentar con el propio cuerpo.

  Establecer cuáles modificaciones podrían considerarse “extremas”, y cuáles no, es un
debate abierto tanto entre profesionales de la modificación, como entre los adeptos a
estas prácticas. Podría argumentarse analizando la reversibilidad de las mismas, el
grado de dolor soportado, o el impacto visual que provocan en la sociedad,
(repulsa, espectacularidad, “freak”); el colectivo que las adopta (no es lo mismo un
piercing facial, utilizado por un adolescente que lo lleva por motivos
meramente estéticos, que un piercing genital utilizado para proporcionar placer-dolor, de
un integrante de la comunidad sadomasoquista).

  Se comenta que los centuriones romanos llevaban aros en sus pezones como muestra de virilidad y coraje. Esta práctica, también fue bastante común entre las chicas de la alta sociedad durante la era victoriana. Lo utilizaban para realzar el volumen de sus pezones.

  En jeroglíficos mayas que datan del año 709 A.C, aparece el “Jaguar Protector”, Señor de la sangre de Yaxchilan. En estos jeroglíficos y dibujos, puede apreciarse el “Rito de la sangre”; practicado por Lady Xoc, quien perfora la lengua de su marido. Probablemente este rito tan antiguo, podría tener que ver con los orígenes del piercing no en la lengua como hoy lo conocemos.

  Durante la inquisición, y más concretamente en el Concilio de Trento, algunas comunidades religiosas utilizaron el anillado genital como método de castidad y de expiación de la culpa. Se colocaban ciertos tipos de candados en el frenillo para prevenir el coito. Un castigo especial, era el Franey Cage, con una cadenita amarraban el frenum a una segunda perforación en la base del pene para evitar la masturbación.

  Puede parecer que estos individuos persiguen una suerte de mortificación, similar a la que mártires, santos y atormentados ya practicaban en los albores de la civilización
moderna. En los grandes mitos cosmogónicos, la mutilación aparece como un acto inherente de comunicación entre humanos y divinidades. Desde las mutilaciones propias del judeocristianismo, (flagelaciones, torturas, estigmas) hasta los radicales ayunos de las sectas tibetanas. El  cuerpo sufriente, se convertirá en salvoconducto hacia la gloria.
Dioses, profetas, mártires, santos y pecadores, en su camino hacia la divinidad, la iluminación o la trascendencia, sufrieron un sin nombre de mortificaciones,
amputaciones, torturas, flagelaciones y sacrificios corporales

  Y éste es el ámbito donde la revolución de la modificación corporal tiene lugar, una
sociedad occidental que ha regulado al máximo sus cuerpos, pero que presenta fisuras que dan lugar a diversas manifestaciones corporales. Su principal objetivo, sería reclamar una vuelta a la naturalidad, a la exhibición, al exceso, a la expresión artística, a la individualidad, a lo colectivo, a lo original, a lo extremo.

Fuente: Psicosociología de las Modificaciones Corporales Extremas por Ana Belén Rojo Ojados





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