Vincent, ¿Porqué te cortaste una oreja?








  Muchas teorías han ocupado libros y notas en periódicos alrededor del mundo entero acerca del suceso del corte de oreja del genial Vincent Van Gogh. ¿Sería que estaba harto de escuchar las estupideces que sus contemporáneos pensaban sobre él? Sea como fuese, creo que no es el mejor regalo para unas chica, darle una oreja recién cortada envuelta en un pañuelo….
  Se atribuye también el suceso a una pelea que tuvo con el pintor francés Paul Gauguin, o a la noticia del inminente casamiento de su hermano Theo, con quien mantuvo un estrecho vínculo de hermanos. Siempre estuvieron muy cerca el uno del otro, y ni siquiera la distancia pudo separarlos
  Mucho se ha teorizado sobre Vincent, aunque nadie se haya puesto esas botas gastadas que transitaron tantos caminos como pudo para plasmar sus lienzos cargados de empastes. Son solo dos botas tiradas en el suelo despreocupadamente, que reflejan toda una vida. Personalmente, es una de las naturalezas muertas que más me gustan de  toda la Historia de la Pintura.
   Si había algo que le sobraba a Vincent, era pasión por lo que hacía. Quiso ser pastor evangélico antes que pintor. ¿se lo imaginan? Bueno, yo sí puedo hacerlo. En el año 1878 partió como misionero evangelista a las minas de Borinage, Bélgica. No le fue bien, como cabía de esperarse.
  Para expresarse -algo que le costaba horrores-, escogió el camino del arte. Pintaba el mundo que lo rodeaba, como sus objetos íntimos, tal vez intentando expresar lo que su boca no articulaba. Es conmovedor ver una pipa pintada sobre una silla, o un jarrón lleno de girasoles. Los colores, bueno, son un tema aparte. Fue el primer pintor que expresó su mundo interior. Así pues, optó por crear una naturaleza propia utilizando sus colores y su imaginación. Con pinceladas vigorosas,me animaría a decir que violentas, y empastes cargados de materia. Por suerte para él, su hermano le compró siempre los óleos.
  Cuando tenía treinta y tres años, Vincent, con la ayuda de Theo, se fue a vivir a París. En esa ciudad, visitó todos los museos y entabló relación con varios pintores, con quienes se desvelaba bebiendo ajenjo y platicando sobre su tema favorito: la pintura. Así pudo ampliar sus conocimientos pictóricos. El paisaje de vivos colores le cautivó, y realizó del mismo unos doscientos cuadros hermosísimos, incluidos los Girasoles y la Noche estrellada.
  Se deslumbró con el dorado resplandor del sol, el intenso azul del cielo, y el brillo de las estrellas que alumbraban la noche. Era por naturaleza un solitario, y es un debate abierto si es condición necesaria para ser artista, lo de la soledad. ¿Qué creen ustedes?
  Con una oreja cercenada por su propia mano se hospeda en el Hotel Ravoux Auvers en Francia. Tiene 37 años y desde hace tiempo, sus manos tiemblan por efecto del alcohol, padece una constante tos de fumador y sufre periódicos e intensísimos ataques de melancolía.
Probablemente, su dolencia principal es la epilepsia, complicada por la sífilis. Meses antes, Van Gogh ha escrito a su hermano Theo que su tiempo se divide en estados de ánimo contradictorios: "Algunas veces, humores de una angustia indescriptible; otras, momentos en los que los velos del tiempo y la fatalidad de las circunstancias parecen rasgarse por un instante".

  Pese a esa inestabilidad, los 66 días de Vincent Van Gogh en Auvers han sido extraordinariamente prolíficos: ha producido 70 pinturas, 50 dibujos y acuarelas, y cartas en francés y holandés.

  De todos modos, ese 10 de julio todo ello importa ya muy poco, porque Van Gogh ha decidido ponerle fin a su vida. En su habitación del hotel, el pintor se dispara un tiro de escopeta en el pecho y queda muy malherido. Alguien se acuerda del doctor Gachet, que vive cerca y, además de ser el médico de cabecera de Vincent, se ha convertido en su confidente y protector. Pero Gachet se comporta de una manera extraña: acude al hotel y se limita a limpiar las heridas de Van Gogh, tras lo cual se marcha para no volver. El pintor morirá al día siguiente.
  Vendió solo un cuadro durante su vida. Y todos lo llamaban loco, “algo bien típico que sufren la mayoría de los creadores”, pero personalmente pienso, que “los locos”, fueron los que nunca le compraron un cuadro.

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